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Filosofía para todos

Rafael Argullol

Rafael Argullol

El cazador de instantes

11. Me gustaría, de vez en cuando, contemplar la existencia desde el otro lado. Hacerlo siempre desde mi lado es agotador, además de parcial. Me gustaría mirarme desde fuera, pensar sobre mí con una mente ajena. Especialmente me gustaría sentirme mediante los sentidos del mundo. Es duro estar condenados a permanecer siempre en nuestra orilla mientras, libre de ataduras, el mar se extiende ante nosotros. (Los sentidos del mundo)

25. El monólogo suele ser de una sinceridad terminante. No hay interlocutor con quien medirse. El diálogo puede ser de una cómplice sinceridad: en el mejor de los casos es tu palabra junto a la mía; en el peor, tu palabra contra la mía. Pero más allá del diálogo aparece ya el espectador y el testigo. La sinceridad se ha hecho imposible. Más allá del diálogo empieza la representación. (El origen de la representación) 

60. Hay que desconfiar de aquellos que no han descendido a los infiernos al menos una vez en su vida. No sirven para la amistad, el amor o el arte. Sobre todo, no sirven para el oficio de seres humanos: no han pasado la prueba que permite alcanzar el título de hombre. (Catábasis) 

146. Los grandes optimistas han considerado que el hombre es el centro del mundo, mientras los grandes pesimistas lo han reducido a ser un grano de arena en una infinita playa deshabitada. Lo prodigioso es que cada uno de nosotros puede experimentar en el transcurso de un día, de una hora incluso, que unos y otros tienen razón. (El prodigio) 

244. Aunque sepamos que somos actores muy secundarios, meros comparsas sin los cuales la representación apenas se alteraría, no podemos renunciar a la ilusión de desempeñar el papel principal, proponiéndonos, al menos para nosotros mismos, como protagonistas absolutos en cuya ausencia aquella representación carecería de sentido. (Protagonistas)

257. Cayó herido mortalmente, como si la bala certera se hubiera incrustado en su pecho. Con la mano tanteó la sangre que debía empapar su camisa: no la sintió. Con los ojos perdidos buscó la mano y la pistola: no estaban. Le habían disparado con palabras. (El disparo)

346. Oriente no es oriente, sino una promesa de conocimiento más sutil, refinado, más ligero, de un conocimiento que sobrevuela la pesada atmósfera de las certezas demasiado evidentes para mostrarnos, allá en la lejanía, la región más ignorada y más deseada de nuestro espíritu. Por eso no hace falta desplazarse para viajar a ese oriente: hace falta vaciarse. (Oriente)

351. La rebeldía contra uno mismo tiene como objetivo poner cerco a esta fortaleza belicosa a la que llamamos yo. Pero no debemos dejar que la derribe nadie que no seamos nosotros mismos, pues, si así fuera, perderíamos toda opción con respecto a la vida. Sólo yo tengo derecho a saquear mi yo para reconstruir, después, una ciudad más libre. (El saqueo del yo)

356. De vez en cuando necesito atricherarme en un refugio que me defienda de los demás y particularmente de aquel que los otros me han acostumbrado a creer que era yo. Y allí, en secreto, me degrado: soy araña encaramándose en su tela, soy un pobre musgo en el lado oculto de la roca, soy la piedra que el mar hacer rodar sobre la orilla. Y al final de mi degradación soy libre, porque ni siquiera soy. (Degradación)

2 comentarios

Joan -

Hola Dani. Gracias por tu comentario, aunque recuerda que esas frases fueron dichas en un contexto determinado, que es el de la explicación de la teoría de un filósofo concreto, con el que no siempre coincide mi propio punto de vista. Un saludo.

Dani -

Frases con sentido filosófico dichas en clase por Juan Méndez:
1-. Somos expertos en el mundo de lo invisible.
2-. La mentalidad se cuece a fuego lento.
3-. Estamos en un mundo en el que sólo importa el envoltorio, como un regalo; dejando de lado el propio regalo e interesándonos sólo en la imagen del envoltorio.
4-. El sentido de la vida no se puede saber porque se desconoce el sentido de la muerte.
5-. No has de descubrir el sentido de la vida, sino que lo has de construir.