Blogia
Filosofía para todos

Sebastián Faure

Sebastián Faure

Doce pruebas de la inexistencia de Dios

(Recensión de las ideas principales del libro del teórico anarquista Sebastián Faure (1852-1942), publicado en Ediciones Júcar en 1980.) 

Hay dos modos de argumentar en contra de la existencia de Dios.

1.    El primero consiste en ofrecer una explicación de la totalidad de lo real tan completa y exhaustiva que haga superflua su existencia. 

2.    Examinar en qué consiste el Dios que nos presentan las religiones y ejercitarnos en un análisis racional de la coherencia de su discurso. 

El problema del punto 1 radica en que no existe ninguna teoría científica que pueda ofrecer esa explicación y cuya validez esté contrastada. De manera que lo más lógico es moverse en lo que plantea el punto 2.

Los argumentos del tipo 2 se pueden clasificar del siguiente modo:

·         Argumentos en contra de la Creación

·         Argumentos en contra del Dios gobernador o Providencia

·         Argumentos en contra del Dios Justiciero o Magistrado

Vayamos por partes:

-      Argumentos en contra de la Creación

1.    El paso del no-ser al ser es inadmisible. De la nada, nada puede salir.

2.    Si Dios es Espíritu puro, no puede haber creado la materia, siendo algo esencialmente diferente a sí mismo. ¿Dónde se hallaba la materia en su origen? O bien la materia estaba fuera de Dios, o bien era Dios mismo.

3.    Lo perfecto no puede producir lo imperfecto, y es claro que nuestro mundo lo es.

4.    Siendo Dios eterno, activo y necesario, no puede haber creado el mundo, pues ello implicaría que éste no ha existido siempre. Si Dios ha existido siempre, habría un tiempo en que Dios habría existido y el mundo no, estando durante ese período inactivo, lo cual no corresponde a su naturaleza.

5.    Si Dios es inmutable, no puede crear, pues para ello tendría que haber pasado de la situación en que aún no había creado a la de hacerlo.

6.    En Dios no puede haber ninguna finalidad en la Creación. Si antes de crear nada ya era infinitamente feliz, poderoso y perfecto. No teniendo necesidad ninguna que cubrir, la creación carece de objetivo. Por tanto, si Dios ha creado sin motivo, sin saber por qué, sin ideal, ha procedido como un loco y la creación se asemeja a un acto de demencia.

Si se responde a estas objeciones apelando a que se está pensando en Dios desde parámetros reducidos por la pobreza del entendimiento humano, y que por tanto de todo lo dicho sólo se saca nuestra incapacidad para poder conocer o entender a Dios, pero que no por ello podemos negarle, el ateo replica diciendo que está de acuerdo en el reconocimiento de que lo finito no puede concebir ni explicar lo infinito, y de que si a él le niegan por ello el derecho de negarlo, igualmente deberían los teístas negarse a sí mismos el derecho de afirmarlo.Sin embargo, el que afirma siempre es el que debe sopesar el peso de la prueba. El ateo se limita a destacar las incongruencias del que afirma. “Cesad de afirmar vosotros y yo cesaré de negar.”

Decir que el Universo es un efecto de una Causa, y llamar a esta Causa Dios, es tan razonable como decir que el Universo es eterno. Pues, si Dios es Causa, ¿qué hacía cuando aún no era Causa porque aún no había creado?“En consecuencia, si Dios es eterno, el Universo también lo es, y si el Universo es eterno, no ha comenzado jamás, de lo que resulta que no ha sido creado.” 

-      Contra el Dios gobernador o Providencia

1.    El Gobernador niega al Creador. Se puede creer en un Dios creador, o en un Dios gobernador, pues hay gente que lo que hace a pesar de las incongruencias que hemos señalado. Pero creer simultáneamente en ambas cosas es aún más incongruente. Si Dios creó perfectamente, se hace inútil la necesidad de vigilar que la obra creada requiera posteriores intervenciones.

2.    Dios no es poderoso ni justo, pues no se ha revelado a todos los hombres por igual. Si quería que los hombres conocieran su Ley, podría haber indicado su voluntad a todos, y no sólo a un grupo de privilegiados.

3.    La infinita misericordia de Dios es incongruente con la existencia del infierno. “Muchos son los llamados, pero pocos los elegidos.” ¿Cómo pueden las Escrituras afirmar algo así? Además, ¿a quién ayudan los tormentos que sufren los condenados?

4.    El problema del mal. El mal existe. Por tanto, o Dios no es omnipotente o no es bueno. 

-      Contra el Dios Justiciero

1.    Somos tal como Dios ha querido que fuéramos, si resulta que todo es obra suya. Por tanto, como nos ha creado según su voluntad, es Dios el último y verdadero responsable de todo lo que acontece. No es justo que nos juzgue, puesto que el único realmente libre es Dios.

2.    Dios viola las reglas fundamentales de la equidad. Cualquiera que sea la responsabilidad del hombre, es limitada al serlo él mismo, pero el castigo divino no tiene límites. Hay desproporción entre el castigo y la falta, igual que entre el premio y el mérito.

 

0 comentarios